Coño Martin qué envidia más grande. Me imagino cómo estarías allí, atacao de los nervios, escuchando al hijo y sintiendo al padre. Y me imagino también a Morganfield viendo como alguien podría alucinar con él y adorar a su padre de la manera que lo cuentas. Para eso hay que ser un enamorado del blues y un tio de corazón. Ha tenido que ser uno de tus mejores momentos. Felicidades amigo, que lo que tu has vivido no tiene precio.
Eso sí, quiero fotos del evento, del autógrafo, de todoooo!!!