Creo que todos los que fuimos al recital del 23 de febrero nos emocionamos al recordarlo. Piensen que se había preparado el escenario para que no sufriesen tanto las inclemencias del tiempo, pero ellos se movieron con el mismo fuego que sentía el público. ¿Se acuerdan el vapor que salía de las cabezas de los que estaban adelante? Yo estaba en platea lateral, segunda bandeja, y desde allí al comienzo no se entendía que pasaba, parecía que se estaba quemando algo, o que se formaba vapor cuando las gotas de lluvia chocaban contra algunos reflectores. Desde donde yo estaba el campo se veía como un mar en movimiento pero de color piel por los bazos y rostros de la multitud,
Quiero también hacer un reconocimiento a "Los Piojos": con la energía de siempre fueron el preludio nacional ideal para lo extraordinario, único, magnífico espectáculo que luego vendría.
Valga este brevísimo comentario para nuestros amigos argentinos, mejicanos, españoles, y del resto de las patrias stones que pudieron estar allí.