Fecha de la nota: 04/04/2008 - Diego Mancusi para 10musica.com“SHINE A LIGHT”: La verdadera misa stone Vimos el documental de Martin Scorsese que se estrena el 17 de abril. :roll: Te contamos todo con fotos y video. Jamás estuviste tan cerca de los Rolling Stones.Reconozcámoslo de una vez: ver recitales de rock en cine o DVD puede arrancar siendo una experiencia emocionante, pero poco después, salvo en contadísimas ocasiones, se termina convirtiendo en un embole épico, aunque se trate de la mejor banda del universo. La razón principal para esto es que los recursos audiovisuales quedan limitados en un marco relativamente estático como es un show musical: después de todo, se trata de una hora y media de filmación en una misma locación, con actores que prácticamente no se mueven. “Hay que buscarle la vuelta”, habrá pensado, quizás no tan coloquialmente, Martin Scorsese antes de encarar la realización de Shine a Light, su nuevo documental sobre los Rolling Stones. Y sí, se la encontró.
Para empezar, el concierto que presenta el filme no es uno de los habituales megaespectáculos con muñecos inflables, pirotecnia y 37 torres de luces de Sus Majestades Satánicas, sino dos shows íntimos en el Beacon Theater de Nueva York. De modo que, ya de movida, nos encontramos con los Stones en una situación en la que todos los fans quisimos verlos alguna vez, pero muy pocos privilegiados pudieron. Cero circo: 100 por ciento banda de rock n’ roll curtida, aceitada y –sobre todo– apasionadísima. Gran idea para despertar la curiosidad.
Luego, claro, hay que mantener la atención, cosa que Marty (tal como Jagger lo llama) logra con tres herramientas que parecen obvias pero –teniendo en cuenta que no suelen usarse en estos casos– no lo son tanto. La primera de ellas, una cercanía inédita con los artistas, que apunta a retratar fielmente el espíritu de cada uno de los cuatro músicos (la extroversión de Jagger, la mística de Richards, el aplomo de Watts, la afabilidad de Wood) y ese punto astral en el que todos se ensamblan para crear una banda increíble, pero también un fenómeno, una bola de energía inexplicable (ver a Keif transpirando, agitado y con la cara llena de satisfacción por el show ofrecido paga por sí mismo la entrada). La segunda, la intercalación de material de archivo entre tema y tema, el cual indefectiblemente muestra el costado divertido de los artistas, con chistes y declaraciones históricas que, en perspectiva, no dejan de mover a la risa. Y por último, algo que quizás nunca se haya hecho en este tipo de filmes: recordar que el cine es imagen y sonido, manejando la mezcla de audio para darle mayor o menor protagonismo a determinado instrumento, según la situación lo amerite. ¿Qué es eso, sino otra manera de narrar una historia?
De yapa, más atractivos: una lista de temas atípica (“She was hot”, “Faraway eyes”, “You got the silver”… todos temazos poco tocados en vivo) y un trío de invitados peculiares (Jack White, cumpliendo con creces en “Loving cup”; Christina Aguilera, sorprendentemente bien en “Live with me”; Buddy Guy, descosiéndola en “Champagne and reefer”, quizás el momento más intenso de la película).
¿Un buen parámetro para comprobar la intensidad de Shine a Light? Más de una vez, al terminar un tema, este cronista y quienes lo acompañaron en la sala estuvieron a punto de aplaudir, como si de un recital in the flesh se tratara. Derribar las fronteras entre los Stones y vos: ese fue el objetivo que se pautó Scorsese. Y vaya si lo logró: creenos que nunca, pero nunca jamás, los vas a tener tan cerca.