Conocí hace unos años al ingeniero de sonido de esa canción, Barry Sage, en Granada. Me comentó que trabajar con los Stones era muy complicado por la enorme cantidad de detalles que meten en cada pista de la canción y que el ingeniero debe memorizar a la hora de las mezclas. También me contaba que, a la hora de grabar, Mick Jagger se mueve muchísimo y se pone a bailar mientras canta, lo que hace que esté continuamente acercándose y alejándose del micro, además de improvisar gritos, jadeos y sonidos. Unos luego le gustan y otros no y hay que estar muy atentos para quitar los válidos y dejar los buenos. Él se divirtió bastante en la grabación y le pareció admirable Keith Richards quien, según Barry Sage, no repetía un acorde de la misma manera ni una sola vez, todo era moverse en torno a una idea, pero sin tocar nunca de una manera fija.
Fue una conversación muy interesante. No sé por qué Sage terminó produciendo a grupos españoles...