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Por José Luis Kanarek
Geint
En 1968 aparece en un baño público de Londres una invitación muy peculiar escrita en las paredes sucias del recinto. Hecha a mano, con la caligrafía callejera y la creatividad burda de una cultura urbana que parece no ser de nadie, pero al final la identificamos como nuestra, como de todos… el graffiti se escribía y acumulaba en ese baño desde 1963. Nadie se atrevía a lavar esas paredes porque habían sido creadas por una Simpatía para el Diablo que todos compartían.
La invitación estaba dirigida al mendigo de las calles, lo mismo que al del alma, al mendigo que clama por una migaja de pan y al que pide salvación de la tortura cotidiana de la ciudad: la invitación estaba dirigida a todos nosotros.
Se trata de un banquete especial al que estaban invitadas personalidades importantes.Sí, en 1968 aparece en el mercado uno de los hitos de en la historia del rock, el Beggars Banquet (El banquete del mendigo) firmado por quienes se definían a sí mismos como La Banda de Rock ‘n’ Roll más Grande del Mundo, The Rolling Stones.
Los Stones habían ido conformando esta obra desde que vieron la luz en 1963, habían escrito graffiti a graffiti una serie de canciones por medio de las cuales habían hecho que el blues y el rythm and blues norteamericano de Chuck Berry, Elmore James y Moody Waters, entre otros, fuera parte de graffiti urbano de Londres y al final, parte del graffiti de todo el mundo.
Entre los invitados de honor estaba La Mujer del Paracaídas (Parachute Woman), El Buscapleitos de la Calle (Street Fighting Man), El Hijo Prodigo (Prodigal Son) y la Chica de la Fábrica (Factory Girl). Todos asistían por la Simpatía para el Diablo (Sympathy for the Devil).
La música puede parecer como un rock ‘n’ roll básico y en efecto, de eso se trataba, los Rolling Stones regresaban a las raíces del rock y el blues rasgado y semiacústico que corre en la venas y que miraba al mundo sin concesiones, se dirigían al mundo con el graffiti de la vida hecho rock ‘n’ roll.
En esa época el vértice burdo, rudo y muy blusero de los Stones estaba sustentado (como lo está ahora) en la hermandad diabólica de Mick Jagger y Keith Richards que desde la infancia habían hecho un pacto de sangre para permanecer juntos y reinventar a los Stones cuantas veces fuera necesario.
Al poco tiempo los Stones hicieron otra invitación que parecía como una broma de humor negro ya que del banquete callejero pasaron a crear un circo impresionante, un espectáculo de otro mundo con animales, payasos y un hombre fuerte. Como parte del show estaba incluido lo mejor de lo mejor, la crema y nata del rock ‘n’ roll de finales de los sesenta que incluía a Jethro Tull, The Who, Taj Mahal, Marianne Faithfull, Dirty Mac (nada menos que Lennon, Yoko, Clapton, Richards y Mitchel) y por supuesto los Rolling Stones. Era como si el diablo se riera de todos otra vez. Los Stones creaban una obra que mostraba la grandeza de esta banda y el poder de convocatoria que tenían. El Rock and Roll Circus de los Rolling Stones fue realizado en el mismo 1968, pero extraído y rescatado de los confines de la tierra hasta 1995. El material está audio grabado (CD) y video grabado (DVD) y no sólo permite gozar de un excelente concierto en vivo con todos estos artistas, sino que nos permite echar un vistazo al mundo del rock en su época de gloria (e infierno).
Después de esto, la vida sería diferente. En 1969 Brian Jones (guitarra y slide de los Stones) recibiría una invitación definitiva a las catacumbas y perdía la vida a consecuencia de las drogas. Jagger y Richards probarían los efectos del ácido y el alcohol por varios años a principios de la década de los setenta, en los que crearon obras maestras como Let It Bleed, Get Yer Ya-Ya’s Out, Sticky Fingers y Exile On Main St. Harían palomazos con Ry Cooder y contarían con la noble participación de Nicky Hopkins al piano. Realizarían conciertos de gloria y tragedia convirtiéndose en todo lo que una buena madre quisiera que fuera su hijo.
Durante esa época era como si los Stones salieran de ese baño público año tras año, todos los días y sobrevivieran a las más terribles invitaciones que les hacía el mismísimo diablo, por eso les llaman Sus Diabólicas Majestades. La marca que queda es la risa burlona de esa boca que saca la lengua esperando reír por última vez, pero parece que para eso falta mucho, Sus Diabólicas Majestades están de gira en este 2005 y con suerte pasarán a darse una vuelta por México.
