Parece que le cayó la inspección a Bill y encontraron que servían sánguches de cucarachas, pollos de madera.
Una tía mía fue allí a comer una vez y a la vuelta, en el avión, era una de diarrea y de pedos que tuvieron que tirarla en medio del océano.
Pero con paracaídas, que con la propulsión de sus propios pedos le sirvió como un parapente y llegó bien a su destino.