Hete aquí que ligué (recibí) una entrada de arriba (gratis) para ver a Judas Priest anoche en Tecnópolis y fui.
No tenía mayor interés en ir de manera normal, es decir pagando, por varios motivos. Primero porque, si bien Judas tiene un puñado de grandísimos temas, nunca me llamó tanto la atención como para pagar un boleto de miles de mugrientos pesos argentinos.
Segundo, porque casi que no queda nada de Judas Priest como tal, siendo que ni Glenn Tipton ni K.K. Downing están ya con las guitarritas.
Tercero, porque toda esta historia del campo con vallas me parece lo más antirocanrol que puede uno imaginarse, así que decidí nunca pagar para apoyar un evento con estas divisiones entre sectores.
Pero bueno... a caballo regalado no se le palpan los huevos, así que fui.
La banda, por supuesto y por el mío, sonó muy bien, y tuvieron la buena onda de tocar varios temas del disco más reciente, cosa que muchas otras bandas no suelen hacer.
Lo que me dejó con una sensación entre agria y amarga, como si hubiera probado un bocado de caca, fue la dinámica que noté en la tríada evento - banda - público.
La boludez que voy a escribir ahora la vengo notando ya desde hace un tiempo largo y se hace más evidente cuando se trata de "metal": el público de rock parecería estar cada día más aputosado. O quizás lo más correcto sería decir "infantilizado". Lo cual no estaría mal, siendo que el rocanrol es una expresión de inmadurez, pero ver un láser apuntando a una mujer a cococho de otro sujeto, vallas dividiendo el campo, uno que toma de los pelos a otro por un empujón en medio de la quietud general del público a unos... dos metros de escenario y todo esto dentro de un contexto visual de cuero, borceguíes, remeras negras, fuego, motos, explosiones, demonios, calaveras, robots destrozando todo, el ardiente metal penetrando en la carne, me dio la sensación de estar en una de esas obras de teatro que se montan a fin de año para que los papis vean a sus hijos en los primeros años de la escuela primaria.
Esta nueva dinámica en la tríada evento - banda - público, creo que tiene raíz en precio de entradas - campo dividido - telefonito celular.
Hablando con un amigo, llegamos a lo mismo: nos sentimos fuera de la pomada. Hay situaciones nuevas que antes no estaban y ya no hay otras que antes sí. Y no nos está gustando.
Por lo pronto, como comentaba más arriba, no voy a pagar por un evento con estas características. Y hasta estoy pensando que la próxima, ni aun gratis asistiría.
Ir a ver a los Stones siempre es una posibilidad y, aunque suene estúpido, esto de que toquen con campo dividido, me genera un conflicto ético/moral de la gramputa.
Agradezco a Satanás que Grinbank sea argentino y siempre haya sabido hacer las cosas como deben ser: el campo divido, para los putines del jevimetal y que sigan haciéndose los malos.