Un orgullo poder haber visto al gran Bobby por última vez en mayo en Lisboa y partirme las manos aplaudiendo cuando Mick lo presentaba a la audiencia. Estos días he estado bastante fuera del mundo y hoy me acabo de enterar de su muerte y la de Ian McLagan.
Recuerdo que mi "enganchaera" con los Stones comenzó al oir en un programa de radio Brown Sugar. Hasta ese día no había sucumbido a las piedras, pero ese riff de entrada de Keith y los vientos finales de Bobby hicieron el resto. Cuando la oía en concierto, era como una invocación a aquella primera vez que los Stones entraron en tromba en mi vida, y ahí estaba Bobby Keys, poniendo esa guinda a esa canción legendaria, dándole lo que le faltaba. Es mucho, muchísimo, lo que el saxofonista ha significado para los Rolling Stones, y para nosotros los fans, ya nada será igual, faltará el tejano enorme. Enorme músico y enorme persona.