Conste que se los adverti :mrgreen: , entraron bajo su propio riesgo : P , lo unico que me convencio fue la conclucion a mi gusto muy acertada sobre ese "antidoto esencial" , salu2
EL EXTRANJERO: KEITH RICHARDS
Elogio a la vitalidad stone
Por: Hernán Firpo
Es como inevitable no preguntarse, al menos debatir, si el problema es la droga o la (mala) calidad. Keith Richards está cumpliendo hoy 65 años y sigue dando muestras elocuentes de vitalidad, desde el engrudo capilar que usa por corona hasta las giras múltiples y globales. Y encima, ahí al ladito, está su compañero Mick Jagger, otro sexagenario que anda por la misma edad con cinturita de avispa y piernas hábiles y bailarinas que nunca se pelean.
Porque ni el más prudente habitante del planeta va a decir que Richards es Elton John, señorito de presunto five o'clock tea, o Paul McCartney, todos de pie, pero 30 años de verduritas y desayuno con granola. No nos vayamos a la prehistoria. El año pasado, la simpatía de Richards por el diablo hizo cumbre cuando se inhaló las cenizas de su papá y, en términos de rocanrol —lo repetimos a modo de homenaje—, puso las cosas en su lugar, ¿o no es así?
Sesenta y cinco años, unas cuantas internaciones en clínicas suizas, cambios de sangre y la última proeza: llevar a papá en el corazón y en el naso, ¡narigón compadre! Nos preguntábamos si ésa será la fuente de la eterna juventud o si se trata de un período evolucionista de la remanida flema inglesa (mucosidad british, of course).
No tenemos ni la menor de lo que puede querer decir en términos de megaestrella, lo cierto es que su portavoz salió a contar que Richards "está muy calmado" y quiere festejar "en privado". ¿Sólo con el gato siamés? ¿Nada más que con ocho mil invitados? Ni idea.
Calidad, cantidad, esnifarse al viejo (detallecito: New Musical Express especificó que los restos fueron mezclados con una medida de cocaína. Luego se retractó, asegurando que se había fumado las cenizas, pero sin cocaína. Ahh). Este hombre que nació el 18 de diciembre de 1943 en un pueblito improbable (Dartford) y sólo apto para futuras leyendas —¿nadie nace a una cuadra de la Quinta Avenida?—, le dedicó el 2008, manso y tranquilo, al estreno de Shine a Light, documental de Martin Scorsese.
Richards, el nene, cantaba en un coro de niños y supo dedicarle una reverencia a la reina Isabel II. El cuerpo de Richards no sólo sobrevivió sino que lo usó para procrear: tres hijas y un hijo de dos relaciones. Tranquilo, le prestó los pliegues de su cara a Louis-Vuitton, se sensibilizó y donó unos mangos para una de esas campañas por el calentamiento global. También empezó a coescribir —junto a un periodista— una autobiografía que se publicará en 2010. Imagínen que arranca cuando fue iniciado por su madre en la música de Billie Holiday, sigue por el primer encuentro con Jagger en 1951, la escuela primaria, la inspiración sonámbula de Satisfaction, etcétera. Muchachos: ¿se puede ser stone y tener memoria?
Ahora le prestamos atención a los dedos de Richards. Tal vez aquí, en las falanges que se marcan como ristras de morcilla, sea posible advertir el paso del tiempo, adivinar una artrosis que debe galopar desde los hombros a la punta de los dedos. Madonna hace playback, ¿qué pasa con el sonido en vivo de esa guitarra?
En 2006 se cayó de un cocotero y hubo problemas. El coágulo cerebral complicó una gira. No fue nada, pero sin golpe también habría noticia. ¿Qué hacía un hombre de sesenta y pico en las alturas de un cocotero? Sesenta y tres pirulos, tu papá, el que manguerea el auto los domingos a la tarde, pero colgando de una liana.
Después está la teoría de la plenitud. Hacer lo que uno quiere como antídoto esencial. Richards toca para millones, para él y, en el peor de los casos, para pagar las expensas de su castillo en La Toscana. A tu salud.-
