30 de Junio de 2007. Los Rolling Stones en El Ejido. Primera parte.
Y ahí estaban, después de cancelaciones, críticas, de percibir cierto desencanto por parte de algunos desde diferentes partes del mundo, de poner en duda su estado de forma, de rumores y comentarios de todo tipo, ahí estaban. Y yo me decía a mi mismo, me digo, y me diré “ no creas en nadie, ni en nada, comprueba personalmente cualquier cosa que te cuenten”, en ello estaba. Faltaban veinte minutos para las once de la noche, atrás y bien olvidadas quedaban las eternas horas de viaje, calor y espera, cuando de repente, luces fuera!!!!, y una inmensa oscuridad engulló al estadio. Había ilusión, ganas, muchas ganas en el público, se oía, se veía, se olía, se palpaba, se sentía, mientras una serie de imágenes recordaba que el rock, al igual que el universo, también se originó a partir de una enorme explosión, más cercana en el tiempo, pero no por ello menos majestuosa. Y de repente, unos acordes familiares para millones de personas desde inicios de los 80 parecieron surgir de la nada provocando la locura generalizada, ahí estaban, primero Keith Richards, luego Charlie Watts, más tarde Ron Wood, y por último, Mick Jagger. Eran ellos, como siempre, o mejor dicho, mejor que nunca, interpretando Start Me Up con una energía que a buen seguro hizo temblar a toda Andalucía. Inolvidable. El terremoto continuó con You Got Me Rocking, el estadio vibraba y vibraba, cantaba y bailaba, y mientras, yo me preguntaba, ¿ tener años y arrugas significa necesariamente ser viejo?, sobra la respuesta. Y para no bajar la intensidad siguieron con Rough Justice, del último disco, poderosa, con un sonido de guitarras imponente; miré a un lado, miré al otro, y las cabezas parecían despegarse de los cuerpos mientras se bailaba este tema. Luego hubo un viaje en el tiempo para trasladarnos a la que se considera que fue la época dorada de los Stones, allá por 1969-1972, con Bitch y Live With Me, con un Jagger que cantó con rabia, y todo ello acompañado con una sección de viento espectacular. Acto seguido llegó uno de los pocos momentos tranquilos de la noche, Ruby Tuesday, emotiva, bien ejecutada, con el público entregado y absorbido por la música. Y una vez relajados, era el momento de Midnight Rambler , con ese sabor a guitarras rasgadas, esas pausas, esos cambios de ritmo , y sobretodo, con ese señor errante de la medianoche, cantando, tocando la harmónica, bailando de un lado al otro del escenario, que hizo que más de uno se frotara los ojos o le pidiera al compañero de al lado que le pellizcara para comprobar que lo que estaba viendo no era un sueño. Y no, no lo era. Ahí estaban. Y como homenaje al gran James Brown, se marcaron un I`ll Go Crazy divertidísimo, donde la corista Lisa Fischer destacó sobremanera con un torrente de voz increíble. Iban sólo 8 canciones, pero la sensación era de que me habían agarrado por la solapa, me habían zarandeado, y me habían dicho “ oye joven, ¿ te estás dando cuenta de lo que es un jodido concierto de los Stones?”. Y el show continuó con Tumblin Dice, único tema presente del mítico álbum Exile On Main Street, para posteriormente dar paso al set solista de Keith Richards, relajante pero intenso, que empezó con una original versión de You Got The Silver, donde la única guitarra presente era la de Ron Wood, y terminó con el tema I Wanna Hold You.
Y esto es todo por hoy, mañana escribiré la segunda parte de la crónica y subiré alguna foto. Saludos, Fede.