Acabo de darme cuenta de que no me importan las Islas Malvinas, ni las elecciones presidenciales de este año, ni me caliento es descular qué dicen ciertas estrofas del Himno, nunca hago flamear la Bandera, Maradona ya me decepcionó, el dulce de leche me gusta, pero nada más, toda la gilada folklórica del asado me incomoda... Pero sí hay algo que me despierta un nacionalismo rayano con el chauvinismo: los Stones.
Qué mente podrida, la mía.