1520
« on: Septiembre 20, 2015, 09:06:23 pm »
Crossyed Heart (Keith Richards) – Primeras impresiones
Dos cuestiones de la vida coincidieron antes de empezar a escribir estos párrafos, que me llevaron a hacer una de las cosas más inesperadas y trambólicas que pueden imaginarse: comprar un disco, como hacía la gente de antes.
Resulta que andaba pensando qué regalarle a mi madre por su cumpleaños, cuando apareció en mi monguitor el torrent para descargar Crosseyed Heart. Y no creo que exista en el mundo quien pueda resistirlo. Garfio, pata ‘e palo, parche en el ojo y a descargar.
Luego de escucharlo quedé tan genuinamente feliz, que fui a Musimundo. Miré aires acondicionados y licuadoras, pregunté precios de aspiradoras y remeras, me detuve mirando algún libro y pedí que me muestren un juego de frascos para guardar especias.
Finalmente, tomé Crosseyed Heart, pagué y me fui.
Con esta breve viñeta ya queda claro qué pienso del disco, me parece. Hace tiempo que las discográficas lanzan ediciones con tapas flúo y calcomanías y pistas interactivas y todas esas cosas para que no los torrenteen tanto, pero los músicos legendarios como que no están haciendo discos que valga la pena comprar.
Black Ice, Rock or Bust (AC/DC), Sonic Boom, Monster (KISS) o los mismos Stones, desde Vooddo Lounge, son ejemplos indiscutibles, al menos para quien suscribe.
Y a este fui a comprarlo, directamente.
Artrítico, amnésico y zarpado en onda.
Por lo que había escuchado, esperaba un rejunte pedazos de grabaciones superpuestas para lograr algunas pistas que suenen a algo como canciones, sin mucho rumbo y muy rantifusas.
Y sí, pero no.
Hace tiempo que Richards anda tranquilizado y no mueve los dedos como antes, por lo que se pierde mucho de su gracia como guitarrista. Para compensar, en estas grabaciones, el sujeto agarra sus cinco cuerdas y se manda una descarga de puro esmówin rocanrolero que te deja pasmado.
No pasaron 30 segundos desde que le dí play que ya me imaginaba tocando estos temas como parte de su banda. Y eso me pasa sólo cuando me gusta lo que escucho.
Digno de mención es el humor que atraviesa muchas de las composiciones. Porque si la música no es divertida, no sirve para nada.
Así, Richards nos confiesa que cuando se cayó de la palmera, la mente le quedó en un blanco total y ahora tiene que andar revisando el pasaporte para saber qué país ha visitado, porque no se acuerda de nada.
Y también se regodea en el hecho de que nunca le han podido probar nada. La policía lo vigiló, lo detuvo y lo “llevó a pasear” por distintos pasillos judiciales, pero… jamás pudieron probar nada.
Todo un calavera, nuestro bien amado Keith Richards.
La trampa del CD
Como siempre que un álbum de estudio ofrece más de diez temas, hay grandes posibilidades de encontrarse con algún pelotazo. En este caso, el porcentaje de pelotacismo se encuentra en su mínima expresión y, curiosamente, esos pelotazos que encuentro son los temas que están cautivando a la mayoría de los seguidores de Keith Richards. Me refiero a las canciones más tranquilas, como “Robbed Blind” o “Good Night, Irene”.
Conclusión
No sé. A mí me gustó. Apenas hoy pude escucharlo y más adelante le descubriré nuevas cosas o me aburriré, pero hoy estoy epsitado con Crosseyed Heart. Tan así que lo eligí para regalarlo.