A propósito de la muerte de actor mexicano, aquí una nota sobre su encuentro con Mick Jagger.
La historia de cómo Jagger y Armendáriz se hicieron amigosReferirse a él es hacerlo como uno de los mejores actores de México... Pedro Armendáriz fue un hombre que gustaba de vivir bien, a quien le agradaba la buena comida, los viajes, la literatura, la cultura. Todo lo compartía con su familia, en especial, con sus nietas.
El histrión fue un amante de la música. Asiduo visitante de Bellas Artes, amaba la ópera, pero este hombre bonachón, de mirada profunda y voz grave tenía una predilección acentuada por The Rolling Stones. Pocos saben que siguió a Sus Satánicas Majestades por varios países.
La Razón lo abordó hace unos ayeres, aquí ofrecemos parte de esa conversación. Muy animado nos contaba en una ocasión a la salida de una proyección en la Cineteca Nacional que había visto a la banda británica “en Boston, Nueva York, Londres, y claro, cuando vinieron por vez primera a México. Sí —lo platicaba con mucho entusiasmo—, me voy con mis nietas a verlos. Nos encanta. ¿Has visto al Jagger cómo corre el loco? ¡Qué bárbaro, qué energía!”.
No dudo al reconocer que si hubiera dado el caso “varios de sus discos serían los que me llevaría a una isla desierta. Acompañados de algo de Mozart y Bach”.
Ese gusto por The Rolling Stones se lo heredó a una de sus nietas, pero algo los marcaría aún más: conocerlo.
Y se dio... El actor nos contó: “Una vez andaba yo en la playa con mis nietas y el perro. Íbamos caminando, en un pueblito cerca de Puerto Vallarta, para nada turístico. De repente veo que mi nieta se echa a correr y taclea a un tipo”, lo contó con esa forma de ser que tenía.
“Me sorprendí, me asusté porque no sabía qué pasaba. Me echo a correr, cuando me acerco, veo que el hombre que estaba tirado era Mick Jagger. Muy apenado le ofrecí disculpas. Le manifesté la admiración de mi nieta y mía por él. El tipo, muy decente, me dijo que no me preocupara, que no había problema. De repente se me queda viendo y me dice: “tu cara me es familiar”. De inmediato me presenté: “Soy Pedro Armendáriz”.
Jagger le contestó: “Mucho gusto, por cierto, soy un gran admirador de tu padre... Claro, a ti te he visto también en algunas películas”.
Armendáriz rememoró: “Imagínate, yo bien ancho”.
Después de eso “platicamos, le presenté a mis nietas, le dijimos que nos gustaba el grupo. Y nos invitó a cenar. Él se quedaba en una casita que le rentaba a una señora. En la noche, ya bien bañaditos y guapos, lo visitamos. Como una cortesía, le llevé una botellita de mezcal. El tipo, un caballero, me agradeció, pero me dijo que no bebía. Estuvimos platicando de muchas cosas, pero también de cine. ¡Que tipo más culto! Ahí quedamos en ponernos de acuerdo para hacer juntos alguna película o un proyecto de cine. Yo le platiqué de mi trabajo en la Academia y esas cosas”.
Armendáriz también nos contó que Jagger lo invitó a correr al otro día a la playa. “Imagínate, era todo un atleta; y yo, no mucho que digamos, pero no podía decirle que no. N’ombre, cuando nos vimos, él ya llevaba como diez kilómetros corriendo y yo hasta atrás ya echando los pulmones”. Se carcajeó: “No, pues cómo crees que lo iba a alcanzar. Pero fue muy buena experiencia. Quedamos de vernos cuando nuestras agendas lo permitieran”.
Pasó el tiempo. Hace unas semanas encontramos al actor en una conferencia de medios. La pregunta inmediata fue si había hablado con Jagger “No. No he podido, pero sigo en pie con el proyecto”.
Un encuentro que quedará hasta ahí, pero que en su momento reunió a dos grandes del arte. Lo recordaremos en cada una de sus películas, y por supuesto, en los conciertos de los Rolling Stones o al ver a Mick Jagger en un filme. Descanse en paz Don Pedro Armendáriz.
http://www.elgolfo.info/elgolfo/nota/95381-la-historia-de-como-jagger-y-armendariz-se-hicieron-amigos/