Esta nota apareció el viernes pasado en La Razón, diario español y en varios puntos concuerda con lo expuesto en este tópico...
En diciembre de 1965, Mick Jagger acercó sus morritos al micro del estudio de grabación y escupió una de sus frases más célebres: «Menudo lastre es envejecer». En su canción «Mother's Little Helper», el cantante de los Rolling Stones se burló de las madres que recurren a los ansiolíticos para soportar la rutina de la edad adulta. Eran los tiempos en los que la insolencia juvenil todavía dominaba el mundo del rock: a sus 22 añitos, Jagger creía religiosamente que su obligación era dejar un bonito cadáver.
El 26 de este mes, más de uno le recordará esta canción con un puntito de ironía. Ese día, Sir Michael Phillip «Mick» Jagger se convertirá en uno de los 9,7 millones de británicos en edad de jubilación. Y en su buzón se encontrará el regalito con el que Downing Street premia a sus mayores: un pase para viajar gratis en autobús por todo el país. ¿A alguien se le ocurre una mejor metáfora del instante en el que el rock and roll alcanzó la tercera edad?
Sin embargo, Jagger no estará solo ante este trance. Ahí estará para ayudarle el batería de los Stones, Charlie Watts, que cumplió los 65 hace un par de años. Y el 18 de diciembre, si los cocoteros lo permiten, ambos darán la bienvenida a Keith Richards en el club de los rockeros jubilados. «Era absolutamente impensable que aguantaran hasta esta edad sobre el escenario», reconoce Sabino Méndez, que les teloneó junto a Loquillo en su última gira española. «Todos los grupos empiezan como un culto a la juventud. No te planteas vivir más de 30 años. Pero luego cambias de planes y aceptas que cumplir años no es tan terrible. Además, los Stones no han envejecido mal: son unos profesionales, una gran orquesta de "rhythm and blues" blanco».
Fábrica de dólares
Jagger y compañía se han plantado en la tercera edad en su mejor momento comercial. Mientras muchos compañeros de generación se dedican a regar el jardín, ellos siguien siendo la máquina de imprimir billetes mejor engrasada del planeta rock. Así, su última gira, «A Bigger Bang», recaudó 558 millones de dólares, superando el anterior récord, establecido por U2 en 377 millones de dólares.
Más discutible es su estado de salud artística. Algunos «stonianos» de pro como el periodista Jordi Tardá, que ha disfrutado de más de cien conciertos suyos, defienden con ahínco su última época. «Su mejor show lo vi en Milán hace un par de años», justo después del incidente del cocotero de Richards», asegura. «Nunca les había visto con tanta fuerza e intensidad, fue algo demoledor». Otros, sin embargo, opinan que los Stones arruinan su leyenda al aferrarse a los escenarios. Así lo cree Santi Carrillo, director de la revista «Rockdelux», para quien el grupo no ha sacado un disco decente en 30 años. «A la gente le apasiona ver a Jagger haciendo gimnasia sobre el escenario», asegura. «Es como un símbolo de que puedes ser joven a los 65 años. Pero eso no tiene nada que ver con la música».
Con un grupo como los Stones, resulta imposible ser objetivo. Igual que a unos les deslumbran sus logros pasados, otros no digieren que un semianciano con pantalones pitillo sea un rockero en condiciones. «Pero a nadie le sorprende que BB King siga en activo pasados los 80», argumenta Alfred Crespo, editor de la biblia rockera «Ruta 66». «Pero muchos no perdonan que unos tipos de 65 años sean el símbolo de un movimiento juvenil como el rock. Ellos fueron el enemigo público número uno y ahora son millonarios de éxito. Es cierto que sus conciertos actuales son un placebo. Pero, si no les das demasiadas vueltas, siguen haciendo efecto».
Eso sí, partidarios y enemigos del cantante coinciden en que, visto lo visto, a Jagger van a tener que sacarle a tiros del escenario. En primer lugar, porque sus contorsiones escénicas siguen siendo una actividad más que rentable. «Se dice de él que no cuenta el dinero en libras, sino en peniques... Siempre le ha gustado mucho la pasta», reconoceTardá.
Esto sí que engancha
Pero, milloncejos aparte, Jagger sigue en activo porque el escenario es la droga más adictiva que ha probado en su vida. «Tiene dinero de sobra, lo que realmente le motiva es satisfacer su ego», explica Jesús Ordovás, DJ y crítico musical. Y Alfred Crespo añade una anécdota que demuestra su obsesión por tener al público a sus pies. «Les vi en el concierto que dieron en Barcelona para los directivos del Deutsche Bank», recuerda. «Eran 500 personas, pero se entregó como si estuviera en un estadio. Eso no se hace sólo por la pasta».
Así que Jagger no está dispuesto a vivir de su pensión. Pero, ¿y sus compañeros de grupo? Richards también parece decidido a morir con la guitarra colgada, aunque sea por otras razones. «En su caso, la motivación es la música: su cabeza le pide tocar», señala Tardá. Otra cosa es que su cuerpo aguante. Desde luego, no es un obseso del deporte como el cantante, por lo que su estado de salud es bastante delicado. Así que no le quedan muchas giras, más allá de la que tienen prevista para el año que viene. Y está claro que, sin Richards, los Rolling no tienen sentido. ¿Significaría eso la retirada de Jagger? «Ni mucho menos», asegura Crespo. «Siempre le he visto como una especie de Frank Sinatra. No es la imagen del rock, sino del "showbusiness". Y sobreviviría incluso a la desaparición de los Stones. Me le imagino perfectamente en Las Vegas, con una banda de mercenarios y cantando hasta quedarse sin fuerzas».