Ya lo dije, quien no sabe que hacer tira para todos los lados. Nik en vez de enfrentarse con lo que dijo, la sigue con el Libano, como si yo tuviera algo que ver, porque asi es el: generaliza y mete a todos en la misma bolsa. Yo no tengo interes en meterme en un tema que no entiendo del todo y menos en este foro. Ni siquiera se si lo que el cita es cierto o no. Hay opiniones de todos lados y cada uno se queda con la que quiera. Yo vengo de sufrir esta guerra, la casa de la hermana de mi esposa fue alcanzada por misiles y tanto ella, el esposo, mis sobrinos y mis suegros tuvieron que huir de sus casas porque sus ciudades fueron alcanzadas por misiles de Hezbolla.
Para equilibriar un poco aca va una nota que salio en Clarin, para quien quiere leer otro lado de esa guerra donde muere gente de los 2 lados, y a diferencia de Nik, que se interesa por la religion de una persona para herirla, las bombas no tienen esa capacidad y misiles de Hezbolla tambien mataron 2 chicos arabes, aparte de mas de 100 judios.
Hezbollah decidió instalar la guerra (Damian Szvalb)
La organización terrorista atacó desde el Líbano a Israel violando fronteras reconocidas, sin importarle destapar el poderoso arsenal militar que atesora ni evidenciar sus estrechos vínculos con Siria e Irán.
En la medianoche del 22 de abril de 1979, Samir Kuntar se infiltró en territorio israelí desde el mar. Tras matar a un policía en la costa de Naharia, irrumpió en una casa de familia asesinando a un hombre junto a su hija de cuatro años. Su otra niña, de dos años, murió asfixiada mientras su madre intentaba contenerle el llanto para no ser descubierta por los terroristas.
Este ataque fue, según el líder del Frente Popular Palestino, en protesta por el tratado de paz que israelíes y egipcios habían firmado un año antes. Kuntar fue detenido y condenado a cuatro cadenas perpetuas.
Según Hassan Nasrallah, en declaraciones a la cadena Al Manar el 29 de julio, la principal intención del grupo terrorista Hezbollah, al violar nuevamente la soberanía israelí, asesinar a ocho soldados y secuestrar a otros dos, era obtener una prenda de cambio para lograr la liberación de Kuntar junto a la de otros tres libaneses con antecedentes similares.
Como lo declara Nasrallah en la misma entrevista, el gobierno del Líbano estaba al tanto de estos planes de secuestro y nunca mostró oposición.
Este no es el único dato que sobresale por lo explícito y que es obviado por muchos analistas a la hora de intentar dar cuenta de las razones de este conflicto. No fue intención de Hezbollah lograr la liberación de otra forma que no fuese mediante la violencia.
En mayo de 2000 Israel abandonó completamente el Líbano, retiro verificado por las Naciones Unidas. La "línea azul" se transformó en la frontera reconocida por la comunidad internacional.
En lugar de virar definitivamente a la política habiendo desaparecido su principal "razón de ser" (la ocupación israelí del sur del Líbano), durante seis años Hezbollah se dedicó a acopiar material militar sin que nadie dijera nada. Es posible que el gobierno libanés no haya podido hacerse cargo de algunas de las funciones básicas que necesita cualquier Estado para ser considerado como tal, pero aún así cuesta entender el supuesto grado de desconocimiento que alegó sobre la escalada armamentística de Hezbollah. Por sus puestos fronterizos con Siria, los aeropuertos y puertos marítimos ingresaron misiles Zelzal 1 y 2, Frog y 12.000 Katyushas de 122 y 132mm.
Nadie vio nada, ni siquiera cuando la resolución 1559 del año 2004, que exigió el desarme de Hezbollah, y la "revolución de los cedros" auspiciaban un cambio radical en el Líbano y generaban un clima para ir sincerando posiciones. Luego de las declaraciones del primer ministro Fuad Siniora agradeciendo a Hezbollah su "sacrificio" por el Líbano y del continuo apoyo del presidente Emile Lahoud a esta organización terrorista que a su vez es parte del gobierno libanés, quizás se pueda decir que más que un gobierno acosado, es un cómplice, por lo menos silencioso, del accionar del grupo islamista.
Hezbollah fue quien tomó la decisión e instaló la guerra. Atacó a un país soberano violando fronteras reconocidas. Y lo hizo convencido de su potencial y de sus apoyos. Por eso no le importó destapar el poderoso arsenal militar que atesora ni evidenciar sus estrechos vínculos con Siria e Irán.
Israel respondió como lo haría cualquier país soberano a la hora de defender a sus ciudadanos. No ha sido más violenta ni desproporcionada la respuesta de Israel a la violencia emanada desde el Líbano, que la que han ejercido otros países democráticos a través de la historia.
En la campaña más noble del siglo XX, la derrota de la Alemania nazi en Europa, se produjeron incontables víctimas civiles por parte de los aliados. 20.000 civiles franceses murieron durante el desembarco aliado el Día D, y al intentar bombardear el cuartel de la Gestapo en Copenhague a fines de 1944 la Royal Air Force causó la destrucción del Hospital de Niños de esa ciudad. A nadie se le hubiera ocurrido considerar a los países aliados como genocidas y ni siquiera hablar de falta de proporcionalidad.
Israel se enfrenta a los designios exterminadores del régimen Iraní a través de Hezbollah. Esta organización no ha dudado en utilizar a la población Israelí como blanco y a la libanesa como escudo. Israel ha optado como potencia militar por el camino más difícil y espinoso. Un avance lento que le está costando un alto precio en bajas militares, en víctimas civiles y en términos de opinión pública.
Pese a la opinión de muchos, en Oriente Medio a veces las cosas son más evidentes de lo que parecen. Cuando personajes como Samir Kuntar y Nasrallah dejen de ser considerados "luchadores por la libertad" quizás entonces el momento para la paz estará más cercano.
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