El movimiento punk, como todo movimiento artístico, tiene también sus connotaciones sociales y económicas. Los sesenta dieron origen al movimiento hippy, que tenía unas características muy especiales: había abundancia económica y los hijos rechazaban atar sus vidas y amoldarlas del mismo modo que habían hecho sus padres: es decir, tener un trabajo, una casa, una familia, trabajar, envejecer y no salir del pequeño universos consumista. Contra eso se revelaron los hippies en una época en que, además, Estados Unidos mantenía una guerra sangrienta en Viet-Nam. Había una fuerte conciencia social. De modo que los hijos hicieron todo lo que los padres no habían hecho: dejarse el pelo largo, flirtear con las drogas, escandalizar con el amor libre, protestar contra la guerra, buscar un modo alternativo de vida. Bandas como Beatles o Stones lideraron esa actitud.
En los años setenta, las cosas cambiaron por completo. A raíz de la crisis petrolera del 73, la economía se hundió en Occidente. De pronto irrumpió el fantasma del paro y la juventud se resintió enormemente. No podían trabajar, se sentían marginados socialmente porque no tenían dinero. Y se aburrían terriblemente porque no trabajaban y no tenían dinero. El fenómeno punk apareció en Inglaterra porque allí había un sistema de subsidio (el dole) que, aunque a un joven no le daba para vivir, si le permitía gastarse la paga en cervezas (la droga más barata), en ropa o en instrumentos musicales. Apareció el fenómeno squat (ocupación de casas sin habitar) y pronto hubo una conciencia anti-sistema en un mundo que no daba oportunidades de trabajo. Los jóvenes reaccionaron contra la generación anterior, los hippies, porque veían que éstos habían tenido de todo y lo habían dilipendiado. Su actitud fue absolutamente contraria: dejaron el flower-power y las ropas coloridas para sustituirlo por el pelo muy corto, las ropas de cuero de los años cincuenta y la actitud rabiosa. Mientras los hippies intentaban crear poesía, ellos querían un lenguaje rudo y directo. De modo que los viejos símbolos del hippismo que no habían evolucionado (Pink Floyd, etc) se convirtieron en el blanco de las iras de los jóvenes punks.
Hoy vivimos otro nuevo fenómeno social que es la emigración-inmigración e integración de diversas culturas supuestamente minoritarias en otras culturas más globalizadoras. De ahí que se esté produciendo una nueva revolución musical de la que ahora no nos percatamos, pero que está ahí: el rap, las músicas de fusión, la música rai, el flamenco, la recuperación de músicas autóctonas integradas en otras músicas... Habrá que esperar unos años para ver en qué desemboca todo este nuevo movimiento...