La otra muerte de Brian Jones
GRANADA.2/7/2005.- Fue el primer mártir del mundo del rock. ¿O el primer asesinado? Brian Jones, de quien mañana domingo se cumplen los 36 años de su muerte, sigue teniendo secretos en su tumba que, poco a poco, van siendo aireados. Una película que llegará a los cines en los próximos meses sobre el fundador y guitarrista de los Rolling Stones revela que Jones no murió ahogado accidentalmente en la piscina de su mansión de la Granja de Cotchford, en Sussex (Gran Bretaña), sino que fue asesinado por un albañil que estaba haciendo reformas en su casa durante una pelea. El filme Stoned, del productor y director británico Stephen Woolley, se basa en el testimonio de dos testigos que estuvieron presentes la noche del 3 de julio de 1969. Es la otra muerte de Brian.
Stoned (literalmente, 'colgado', 'colocado', 'zumbado')fue presentada en el Festival de Cannes en mayo pasado y levantó bastante revuelo. Los Rolling Stones, que no quieren que se revuelva más en el pasado del grupo, se negaron a dar permiso para que el director utilizara la música del grupo como banda sonora. El ex bajista Bill Wyman la criticó durantemente nada más verla por la forma en que Brian y el resto de la banda es retratada. Pero muchos amigos personales del guitarrista fallecido ya han pedido a la policía que reabra el caso.
Hay que acudir a los hechos. A finales de 1968, en un viaje a Marruecos, Mick Jagger y Keith Richards abandonan a su suerte a Brian Jones después de que éste le diera una monumental paliza a su novia, Anita Pallenberg, bajo el efecto de las drogas. Jones estaba absolutamente alcoholizado y desquiciado por el abuso de sustancias a sus 26 años. Había pasado de ser el líder y fundador de los Rolling Stones a un completo desastre como músico y como persona. Los Stones intentaron ayudarle, pero él no dejó de correr pendiente abajo hacia su propia destrucción. Su actitud hizo que Anita Pallenberg, su novia, lo dejara por Keith Richards, su mejor amigo.
A comienzos de 1969, se compró su pequeña mansión de Cotchford Farm, en donde montó su pequeño estudio de grabación. Estaba harto de los Rolling Stones y los Rolling Stones estaban hartos de él. Pero los Stones eran ya, en ese momento, una industria de hacer dinero y no podían prescindir del que había sido un auténtico ídolo de jovencitas. Le ofrecieron ir de gira, pero Brian rechazó: se le había olvidado hasta cómo se toca la guitarra. Todo parecía absolutamente cantado. Mick Jagger, mucho más práctico que el resto de la banda, buscó un nuevo guitarrista, Mick Taylor, y lo puso a trabajar para que tocara en la gira de 1969.
El 9 de junio, Jagger y Richard viajaron hasta Cotchford Farm para comunicarle la noticia a Jones. El guitarrista ya se lo esperaba. El despido y la despedida fueron amigables. Jones cobraría una buena fortuna anual mientras durasen los Stones.
Por esa época, Brian tenía ya una nueva novia, Anna Wohlin, una guapa chica sueca. La expulsión de los Rolling Stones pareció servirle de revulsivo y dejó drásticamente las drogas, aunque no el alcohol. Empezó a planear cosas con John Lennon y otros músicos amigos. Y se puso a reformar su casa.
Es ahí cuando entra un personaje que resultaría fatídico para el músico, según el director Stephen Woolley. Se trataba del albañil Frank Thorogood, de 44 años. Thorogood se trajo a su cuadrilla y se quedaron a vivir en la mansión.
Fue a partir de ese momento cuando comenzaron a surgir tensiones entre una estrella de rock en decadencia y una panda de duros albañiles que odiaban, o envidiaban, ese tipo de vida. Empezaron a robarle cosas a Brian, a pasarle facturas por sus consumiciones en los pubs locales, a aprovecharse de él. Brian, paciente, se dejaba embaucar porque necesitaba ser admirado por alguien, aunque fuese una panda de albañiles.
El 1 de julio, sin embargo, según se narra en la película, la desidia de los albañiles en el trabajo llegó a tal punto que se desprendió una viga de la cocina y estuvo a punto de matar a Anna Wohlin, la novia de Brian. Éste, furioso, tuvo una enorme bronca con Thorogood y amenazó con despedirlo. Iba en serio. Y Thorogood se humilló.
Jones, sin embargo, se arrepintió de haber tratado tan mal al albañil y lo llamó por la noche para hacer las paces con él. Lo que empezó siendo una velada agradable, con grandes dosis de vodka y de vino, terminaría siendo una madrugada trágica.
Thorogood había aparecido con una amiga, la enfermera Janet Lawson. En cierto momento, Jones propuso que los cuatro se fuesen a nadar a la piscina. Janet Lawson rehusó y se quedó en la casa, mientras Jones, el albañil y Anna Wohlin se lanzaban al agua. Allí, Brian Jones comenzó a bromear con Thorogood, a hacerle ahogadillos y a llamarle "viejo". Al albañil nada de aquello le sentaba bien, pero Brian continuaba con sus juegos pensando que estaban confraternizando.
En un momento determinado, Janet Lawson llamó a Anna Wohlin y le dijo que tenía una llamada de teléfono. La novia del guitarrista subió escaleras arriba. Los dos hombres quedaron solos en la piscina. Quince minutos después, Lawson empezó a gritar. Anna Wohlin bajó las escaleras y atravesó la cocina, en donde encontró a Thorogood pálido y temblando, intentando encender un cigarrillo. Brian estaba en el fondo del agua, muerto. El resto ya es historia.
En 1993, en su lecho de muerte, Thorogood confesó que había ahogado a Brian, un excelente nadador, en un acceso de rabia. En 1999 Anna Wohlin saldría de su silencio de años y contaría cómo Thorogood había ahogado al músico y la había amenazado a ella de muerte si abría la boca. Ahora, basándose en nuevo testigo cuya identidad no quiere revelar, Stephen Woolley, que trabajó durante diez años en el proyecto, vuelve a sacar la teoría del homicidio. Ese testigo secreto es, posiblemente, Janet Lawson, que sí estaba presente en la piscina cuando Brian se hundió.
Durante años, los Rolling Stones, que se encontraban en el estudio aquella noche, creyeron que Brian, simplemente, se había ido a dormir al fondo de su piscina. Ya nadie apostaba nada por su vida, y si no era en la piscina, sería en cualquier sitio. Peter Townshend, de The Who, dijo: "Aquella fue otra noche cotidiana para Brian. Él se moría todos los días".