MANUEL DE LA FUENTE
1. Comprobar, en vivo y en directo, que los mitos, aunque rockeros, son de carne y hueso, sobre todo hueso, a estas alturas del rock and roll. Y que los Rolling Stones siguen poniendo toda la carne, magra, en el asador de los escenarios.
2. Comprobar también que, a menudo, las canciones envejecen mucho menos y mucho mejor que sus propios autores y compositores. Y que no hay nada más moderno, pese a quien pese, sobre todo a Björk, que el «Get off of my cloud» y el volver a darse una buena «Satisfaction». Aunque sea con cuarenta a la sombra.
3. Admitir, calculadora en mano, que a punto de cumplir los cincuenta años de vida, el rock and roll, aquella música de negros hecha por blancos que nació en una emisora local de la América más profunda, se ha convertido en un negocio rentable, en una maquinaria engrasada que no deja casi nada a la improvisación, y en un modelo de organización pretoriana. No lo duden, sus «Satánicas Majestades» acabarán por ir al cielo. Si no lo creen consulten a su agente de bolsa.
4. Disfrutar de uno de los guitarristas, Keith Richards, más personales, indisciplinados y divertidos de la música pop. Un tipo con muy mala cara pero con un corazón de color de blues. Un diablillo en chupa de cuero que parece salido de cualquier bosque de la Tierra Media de Tolkien. Un duendecillo tocado con la varita magica del rhythm and blues.
5. Asegurarse de que al contrario de lo que les sucede a nuestras famosas y famosillas, los morros de Mick Jagger son así al natural, como aquellos legendarios limones del Caribe. Los implantes, sólo de boca para adentro. Unos morros con más leyenda y casi tanto jamón, jamón, como el toro de Osborne.
6. Para los seguidores rojiblancos por poder sacarle algún provecho a su campo, aunque no sea futbolístico. Para los merengues, por darse el gustazo de sudar la camiseta -y a base de bien- «en tierra enemiga» y por una buena causa.
7. A falta de fútbol, a falta de Champions y de Liga, para tener algo divertido de lo que hablar el próximo lunes en la oficina.
8. Saciar el atávico instinto gregario y estar de acuerdo, aunque sea tan sólo por un par de horas, con otros cuarenta y pico mil conciudadanos. Eso es rock and roll, señores: cuarenta mil almas y un solo corazón.
9. Probablemente, porque ésta sea la última oportunidad de ver a la banda.
10. Porque por encima de los Stones sólo está Elvis. Bueno... y Dylan. Bueno...