Eran las 10:00 pm cuando llegamos a Toronto el día 28 de julio,
enseguida buscamos un hotel para instalarnos y la respuesta en todos
lados era la misma: "lo sentimos no hay cuartos disponibles".
Todo mundo iba al concierto del miercoles y el ambiente estaba cargado deuna camaradería especial.
Esa noche la pasamos en el aeropuerto compartiendo el momento con quienes habían corrido la misma suerte de quedarse sin hotel y que por cierto también iban al concierto.
Cuando llegamos al otro día al centro la noticia de los Stones ocupaba
la atención de los medios, y asi, los periodicos, las revistas, la TV y la radio y hasta los comercios procuraban cortar su rebanada del pastel.
Después de instalarnos en un hostal en el corazón del barrio chino y de habernos enterado que había grupos de campistas afuera del parque, nos dirigimos al Downsveiw Park, nos alegró saber que el Metro nos llevaría sin mayor problema.
Al llegar no encontramos el reguero de tiendas de campaña que esperabamos, la policía se había encargado ya de quitar a los campistas, era seguro que no querían a nadie en los alrededores, y dieron su mensaje muy claro a todo aquel que intentara poner su tienda.
Y ante la advertencia de ser multado o guardado un par de días,
se extinguieron las casas de campaña y los sleepin´ bags.
En la tarde el ambiente en los bares era de fiesta, la espectación tenia emocionado a todo mundo y se especulaba sobre las canciones y el tiempo que tocarian, lo grande del escenario y en general sobre el desempeño de las bandas.
Otra pregunta constante era sobre el número de asistentes al concierto,
y se barajaban varias cifras, de los 350 mil hasta los 600 mil asistentes.
Alguien notó que la presencia de la policía era mayor que de costumbre,
y cuando al fín cerraron los bares a las 2 am, fueron precisamente los polis quienes se aseguraron de mandar a todo el mundo a la cama.
El día tan esperado por fin había llegado y para cuando nos dimos cuenta estabamos en la mitad de una multitud de 450 mil gentes que al igual que nosotros esperaban que ese fuera el mejor concierto de sus vidas. Hicimos la espera sin fatigarnos y evitamos exponernos al sol,
todo transcurria en el más completo orden, las bandas subian al escenario y se quitaban y ponian instrumentos con la precisión de un reloj.
La gente pacientemente espero fumando mariguana, comiendo hongos y en menor medida tomando cerveza (era un triunfo entrar en los "beer paradise" y conseguir una racion de cuatro cervezas por persona)
al menor indicio de bronca siempre hubo quien diera aviso a la poli, que llegaba a poner orden y cargar con los revoltosos; fuimos testigos de varios arrestos entre los que hubo el de unas chicas cuyo pecado fue enseñar las tetas y estar borrachas para media tarde.
Como música de fondo nos acompañaron las canciones de las bandas que precedían el gran acto, los chistes de Dan Akroyd y Jim Belishi nos pasaron desapercibidos. Entonces estabamos en la tarea de buscar gente de latinoamérica, pero no hubo mucha suerte, hasta después caimos
en la cuenta que los latinos que asistieron estaban ya instalados enfrente del escenario.
Llegado el momento empezamos el avance y no fué dificil llegar a escasos 10 mts. del escenario para la presentación de Rush, quienes se encargaron de ir encendiendo los ánimos;para cuando subio AC/DC comenzaba la noche, y los juegos de luces comenzaron su trabajo.
Excelente presentación de los australianos que dejaron preparada a la audiencia.
Para cuando empezó la cuenta regresiva había algo que nos inquietaba a la mayoria de los asistentes, y era que el tiempo que les habían dejado tocar parecia muy poco y bueno, esperabamos un poco más. Pensamos que eso se iba a compensar con la presentación de los Stones y esperamos ansiosos.
Al caer la noche del todo Dan Akroyd anunció al grupo de una forma extaña, el primero en salir fue Keith, blandiendo su guitarra y generando arcos voltaicos sobre las cabezas de todos, enseguida la multitud se volvió una masa compacta para rugir con cada acorde, hipnotizados con los vaivenes de Mick Jagger (nadie recordaba que acaba de cumplir 60, ni siquiera él mismo), increible y mágico como siempre.
Charlie Watts parecia decidido a mandar al diablo a su bateria y hacerla pedazos con la flema que le caracteriza.
Ronnie parecía un niño al que se le acaba de ir su globo porque no dejaba de mover los brazos en dirección al cielo a manera de saludo,
él queria tocar hasta el último de la fila y hacerlo feliz con sus payasadas.
Los Stones a pesar de ellos mismos llegaron, tocaron y vencieron. Una multitud de record Guinnes no los puso intimido, no los venció tampoco el PA que a veces sonaba mal o el corto tiempo que los organizadores en su afán de tener todo bajo control le dieron a su presentación.
Ellos llegaron de un viaje trasatlántico a ofrecer su talento para una buena causa, demostraron que apesar de manejarse en un mundo de fantasia, la gente común les importa.
Del viaje me quedaré con la imagen de Keith emocionado y agradecido ante la muestra de cariño de los que fuimos a verlos tocar, y como el dice:
"Es bueno estar en cualquier lugar"
Les mando un saludo.
Sergio Mimbrera
PD Cualquier pregunta en especifico a cerca del concierto con toda confianza, estamos en contacto
